¿Es el 31 de julio el mejor día para casarse? ¿Por qué? (Porque agosto viene después)
31 de julio: El juego de palabras y el simbolismo
El día de una boda es, sin duda, uno de los momentos más especiales en la vida de cualquier pareja. Elegir la fecha es una de las decisiones más importantes, ya que marca no solo el comienzo de una nueva etapa juntos, sino también la celebración de un amor compartido con amigos y familiares. Al elegir el día perfecto, se deben considerar varios factores: el clima, la disponibilidad de invitados, la ubicación y, por supuesto, el simbolismo de la fecha.
Es un hecho que cuando pensamos en el "mejor día para casarse", muchos nos sentimos atraídos por la famosa canción portuguesa "Qual é o melhor dia para casar" (Qual es el mejor día para casarse), que dice: "El mejor día para casarse es el 31 de julio, porque agosto viene después". Este encantador juego de palabras, que resuena en los corazones de las portuguesas y brasileñas, hace una divertida referencia a la transición a agosto y al "entrar-a-gosto" (entrar con gusto).
La referencia a la canción es una forma alegre y relajada de abordar el matrimonio. Además de la connotación lúdica del juego de palabras, al mencionar la transición a agosto, también alude a que, cuando comienza agosto, muchos portugueses ya están de vacaciones, relajándose y disfrutando de un merecido descanso del trabajo. Agosto, entonces, se convierte en la fecha perfecta para casarse, ya que coincide con el inicio de un período de descanso y relajación. Agosto es conocido por ser un mes de verano y relajación, donde el mundo parece desacelerar. Para las parejas, esto significa que su luna de miel puede comenzar sin prisas, con mucho tiempo por delante para disfrutar de la compañía mutua y alejarse de las responsabilidades del día a día durante más tiempo.
A continuación, exploraremos los encantos de las bodas de verano y la posibilidad de una boda en la playa, para descubrir por qué el 31 de julio (o principios de agosto) puede ser una fecha tan especial.

Las ventajas de casarse en julio
Los meses de julio y agosto ofrecen ventajas únicas para quienes planean casarse. Con temperaturas más suaves, el clima de verano es ideal para quienes buscan evitar el calor excesivo y la posibilidad de lluvias repentinas. Además, las vacaciones escolares y laborales facilitan la planificación de la boda, ya que más personas pueden asistir sin grandes compromisos. El acceso a los destinos también es más fácil durante este período.
Otro factor que hace que estos meses sean especialmente ventajosos es la variedad de proveedores disponibles. Dado que muchas parejas eligen celebrar sus bodas de verano, las opciones de servicios como catering, decoración, fotografía y música son muy variadas, lo que permite a las parejas elegir entre varias opciones que mejor se adapten a su estilo. Pero, por desgracia, esto también tiene una contrapartida: debido a la alta demanda, todo debe reservarse con mucha antelación.
La magia del verano en las bodas
El verano es, sin duda, la estación más asociada al romance. El clima cálido y soleado, los días más largos y las noches suaves crean el ambiente perfecto para celebraciones al aire libre. Las bodas de verano tienen un encanto único difícil de encontrar en otras épocas del año. No solo el clima, sino también los colores vibrantes y la dorada luz del sol crean una atmósfera mágica y única.
Para muchas parejas, el verano representa libertad y alegría. Es una temporada marcada por fiestas y momentos de relax, perfecta para una boda llena de diversión y desenfado. Ya sea que la ceremonia se celebre al aire libre, en un exuberante jardín o junto al mar, el verano ofrece un entorno incomparable. Además, las opciones de vestidos y atuendos de novia son más frescos y ligeros, permitiendo que los novios y los invitados se sientan cómodos mientras disfrutan del gran día.
Al elegir el verano, especialmente a finales de julio, las parejas tienen la oportunidad de aprovechar la energía de la temporada, que promueve la felicidad y la relajación. La mente y el cuerpo ya disfrutan de las vacaciones y la tranquilidad que brinda, lo que ayuda a crear el ambiente perfecto para este tipo de celebración. Finales de julio, en particular, marca una transición interesante, ya que muchos amigos y familiares ya disfrutan de sus vacaciones de verano y pueden dedicar todo su tiempo a acompañar a los recién casados en el día más especial de sus vidas.

Bodas en la Playa: Un Entorno de Ensueño
Una de las opciones más populares para las bodas de verano es celebrar ceremonias junto al mar. Sin duda, casarse en la playa es un escenario de ensueño para muchas parejas. El sonido de las olas acariciando la arena, el aroma del mar y la fresca brisa marina crean una atmósfera única que difícilmente se puede recrear en ningún otro lugar.
Casarse en la playa ofrece una experiencia de inmersión total en la naturaleza, lo que contribuye a crear un ambiente íntimo e inolvidable. Si se imaginan intercambiando votos bajo el sol radiante, con los pies en la arena y el mar como telón de fondo, no hay mejor escenario que la costa portuguesa para celebrar su amor. Además, el ambiente relajado e informal de la playa permite una boda más ligera y desenfadada, sin necesidad de excesiva formalidad. Los invitados pueden relajarse y disfrutar al máximo de la celebración.
Finales de julio es la época ideal para una boda en la playa, ya que el clima en esta época del año es perfecto para una ceremonia al aire libre. La agradable temperatura y los largos días garantizan que tanto los novios como sus invitados puedan disfrutar de una celebración relajada, en perfecta armonía con la naturaleza. Además, la playa es un espacio versátil que puede decorarse con un estilo sofisticado o relajado, según el gusto de los novios. Gracias al paisaje natural, las opciones de decoración son infinitas: desde elementos rústicos y románticos hasta una decoración más moderna y elegante.

Conclusión
El 31 de julio es, sin duda, una fecha con un simbolismo especial. Ya sea por la popular canción o por su potencial como fecha ideal para una boda de verano, finales de julio ofrece numerosas ventajas. El verano es la época ideal para casarse, con un clima cálido, luces doradas y noches suaves que crean el escenario perfecto para una celebración romántica e inolvidable.
Casarse en la playa, disfrutar del paisaje natural y la brisa marina, o simplemente celebrar el amor con amigos y familiares en un ambiente relajado son solo algunas de las razones por las que julio o agosto son fechas tan atractivas. Agosto, con su promesa de vacaciones y relax, refuerza el simbolismo de esta fecha, convirtiéndola en el momento perfecto para comenzar una nueva etapa en la vida de una pareja.
Así que, si sueñas con tu boda ideal, no dudes en considerar el 31 de julio :)
Con el encanto del verano y el simbolismo de esta fecha, tendrás la boda de tus sueños y una razón más para recordarla toda la vida.

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